sábado, 24 de enero de 2009

Una flecha a la zar

Porque en palabras respaldo mi amargura y estas mismas hacen sangrar el papel, pues poco ha de ser derramado cuando mucho ya ha sido perdido.

Porque grandes cosas han de acontecer y muy pocas tendrán que desaparecer, poco seria lo que viviremos asimilando el dolor que en la vida se abarca, que aunque mucho quieras evitar y poco desear, sabes que será lo único que te aferre a la vida misma.

Si en grande piensas, en pequeño actúas, en diminuto sobresales y en mínimo expones tus ideales, pues poco haz de ser y mucho haz de perder en fin.

Si eres incapaz de caminar pero te sostienes de tus metas, sabes que podrás volar sin siquiera tener que dar un primer paso, si eres alguien que se motiva por el sentido de la vida entonces eres tu protagonista de ella, ya que el significado tu se lo das y la importancia se la dan otros.

Queriendo ser alguien logras ser nadie en una multitud que no distingue lo bueno de lo excelente, que siendo tú el precursor de grandes cosas pues ninguna de ellas han de ser reconocidas. Finalmente te das cuenta que el mundo es ciego ante grandiosas palabras y mudo ante las infinitas criticas, viendo que las masas siguen ilusas esperanzas mientras tus esperas el momento correcto, el preciso instante para darle las tonalidades y colores a una sociedad que solo ve a blanco y negro. Donde pocos y algunos tienen relevancia y son preseleccionados, digno desglose de clases donde no perteneces pero conoces, cual maligno fin es el bien propio y no el de todos.

Queriendo ser así el único espécimen de una especie que no existe, siendo así el único que toca un tema que nadie comenta, queriendo estar así tan solo como la soledad misma es como logras describir la. Al dejar tus palabras en el olvido de un escrito y los pensamientos vagando sobre la túnica de la increíble psicosis, porque un grito intenso tratas de dar a conocer y el silencio tratas de proteger también.

Porque siendo el dueño del silencioso papel,
Sí eres tu quien creías ser,
Queriendo desaparecer así en el sigiloso momento de un grandioso anochecer.

ROBERTO C.S

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